16

Oct

2023

Susana Mosquera:

“Para resolver el conflicto Israel-Hamás solo queda la ruta jurídica”

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La doctora Susana Mosquera señala que la situación refleja un momento de inestabilidad y grandes cambios de las estructuras políticas y pone a prueba los esfuerzos diplomáticos para frenar la violencia y garantizar la paz.

Por Lucy Vicente Chamba. 16 octubre, 2023. Publicado en Diario El Tiempo, el 15 de octubre 2023

La doctora Mosquera Monelos, experta en Derecho Internacional Público y profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Piura, aborda en esta entrevista las causas del conflicto Israel-Hamás y sus repercusiones en la comunidad internacional.
“Es inimaginable seguir manteniendo un mecanismo de vigilancia o de control de unas supuestas potencias líderes que no tomen en consideración al resto de países”, asevera.

¿Por qué Hamás inicia este ataque?

Este ataque ha tomado a muchos por sorpresa, considerando que Israel, uno de los países que cuenta con uno de los ejércitos más avanzados, haya sido sorprendido por la extrema violencia del grupo armado Hamás. Sin embargo, si consideramos los hechos desde la perspectiva de cómo se vive en el interior de la Franja de Gaza desde 2006, el conflicto era previsible en cualquier momento.

La victoria electoral de Hamás desencadenó una grave situación de tensión territorial en la Franja con población hacinada, en condiciones graves de inseguridad alimenticia, sanitaria y laboral, y bajo la estricta vigilancia de Israel. La ocasión ha sido propicia; los 50 años de la conmemoración de la Guerra Yom Kipur, durante la celebración del sabbat, y la atención internacional volcada en Ucrania dieron a Hamás alas para romper el control de fronteras y atacar a la población israelí.

¿Por qué se da el conflicto en esta zona?

La Franja de Gaza tiene un alto significado geopolítico. Es una zona con alta inestabilidad política e importancia estratégica por ser ruta de los canales de distribución de petróleo de Oriente Medio.

Adicionalmente, tiene un contenido cultural y simbólico; las principales religiones (monoteístas, musulmanes, judíos y cristianos) tienen en Jerusalén su capital sagrada, un factor que, indudablemente, va a seguir generando inestabilidad hasta que consigamos controlarlo. Es un momento de enorme tensión, de inestabilidad y cambio en muchos resortes de control de estas situaciones de conflicto.

¿Cuáles son los principales puntos de conflicto entre palestinos e israelíes?

Debemos entender que no es un conflicto entre israelíes y palestinos, sino entre Israel y Hamás. Palestina es una estructura dual conformada por la zona de Cisjordania, controlada por la Autoridad Nacional Palestina; y la Franja de Gaza, controlada por Hamás desde el 2006.

Hamás es un grupo armado, autorizado a participar en los procesos políticos de la mano de los acuerdos de Oslo y los intentos de paz de las últimas décadas entre palestinos e israelíes; sin embargo, por su naturaleza terrorista, nunca dejó de usar la fuerza armada en paralelo a su estrategia política.

En este conflicto, tenemos un Estado constituido válidamente ante la comunidad internacional, Israel; y un territorio muy pequeño, Franja de Gaza, controlado por una estructura de tipo político y violento. Es un conflicto dispar entre una estructura de gobierno y un beligerante que se opone a lo que considera una ilegítima ocupación israelí sobre la Franja de Gaza, por pensar que es la estructura de un potencial Estado palestino.

¿Qué podría suceder en los próximos días?

La verdad, las previsiones no son alentadoras. Indudablemente los actos de Hamás se tienen que calificar como actos de violencia terrorista; por esta razón, las autoridades palestinas han autorizado el uso de la fuerza para controlarlos.

Una opción es que Israel intente controlar la zona de la Franja de Gaza, asegurar las fronteras de esta y rescatar a su población, pero esto generará un impacto en todos los países de la región y una escalada de violencia hacia los países vecinos.

Todo ello impactará en la economía, el precio del petróleo, la seguridad del Mediterráneo y en la intensificación de las crisis económica, alimenticia y humanitaria que ya tiene el norte de África.

¿Qué repercusiones tiene el conflicto en la comunidad internacional?

El conflicto tiene enormes repercusiones en la comunidad internacional y evidencia que los resortes de control político no funcionan para frenar la violencia armada. Cuando un Estado decide atacar a un grupo armado nada puede frenarlo, lo hemos visto en el contexto de la guerra de Siria, lo vemos en Ucrania, y se repite ahora.

Es evidente que necesitamos una reestructuración de mecanismos de vigilancia, de control y de sanción. Hay que establecer mecanismos de control más fuertes y se le tiene que dar la función de vigilancia a alguien; pero, ‘nadie desea ponerle el cascabel al gato’.

¿Quién sería ese vigilante?

Estados Unidos, China, la India, los BRIC con Brasil, Rusia, India, China o todos juntos. Lo cierto es que a nadie le gustaría dejar de tener el control. La Unión Europea no querrá dejar de participar en la toma de decisiones. Estados Unidos no querrá dejar de tomar decisiones en el Consejo de Seguridad. Los países emergentes desean tener voz y voto porque significa mucho en el plano económico. China y la India son el grueso de la población mundial, de manera que estamos en un momento de cambio en la mecánica de toma de decisiones, que impactará en cómo se ha organizado hasta ahora la comunidad internacional.

En la actualidad, es inimaginable mantener un mecanismo de vigilancia o control de unas supuestas potencias líderes que no consideren al resto de países, ya no emergentes, sino potencias económicas.

¿Qué mecanismos deberían aplicar en la comunidad internacional para evitar un conflicto mayor y garantizar la paz?

El primer mecanismo siempre debe ser el diplomático; pero, en estos 75 años de existencia de Israel como Estado y de conflictos entre los judíos israelíes y los árabes palestinos los acuerdos diplomáticos han fallado a la hora de llevarlos a la práctica.

La segunda ruta, cuando falla la primera, es la vía de tipo político, ya sea con mecanismos de colaboración, a través de interlocutores políticos u organismos internacionales, que brindan ayuda económica, sobre todo de tipo humanitario, alimentos, medicina y salud para los niños.

Actualmente, no será sencillo utilizar esos resortes diplomáticos y político-económicos ante este cuadro de violaciones gravísimas: muerte de civiles, una masacre que viola los Convenios de Ginebra y de todas las normas del Derecho Internacional Humanitario. Me temo que se ha dejado atrás la ruta político económica, que ha funcionado durante un tiempo, y solo queda entrar a la de tipo jurídico y a las sanciones económicas para el territorio palestino.

¿Qué significaría esto?

Que la única ruta es activar mecanismos de vigilancia para sancionar los ataques de Hamás, que vienen de la Franja de Gaza; y, también, los del Gobierno israelí. Hasta este momento, Israel ha tenido una suerte de inmunidad, asumiendo que sus acciones podían no ser vigiladas, pero todos los casos graves de ataque a población civil tienen que ser fiscalizados, en ambos lados.

Además, se deben depurar responsabilidades, porque son casos en verdad muy graves, calificados en lesa humanidad. Por tanto, habrá que acudir a mecanismos jurídicos de reclamación de responsabilidad penal internacional.

En paralelo, es casi seguro que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas emitirá una resolución de condena y solicitará la intervención de los cuerpos de mantenimiento de la paz desplegados en la zona.

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